viernes, 29 de junio de 2012

LAZOS


Y, de pronto, me encontré delante del molino sin saber cómo había logrado burlar el océano para recalar en la tierra de mis mayores. Tal vez era la fuerza del deseo, o el poder de los lazos familiares que, a la distancia, quisieron obsequiarme mi último viaje. No hice preguntas, sólo me dediqué a disfrutar del momento, mientras que el viento jugaba con las aspas de aquel titán con ojos de ensueños, y yo pasaba de largo, de la misma forma en que había cruzado el mar.

Accésit otorgado en el Primer Concurso de Microcuentos Eólicos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Madrid, 28 de junio de 2012.