miércoles, 28 de abril de 2010

YO, LA MISMA

¡Imbéciles! ¡No tienen derecho! ¿O acaso creen que me aguantaré de escuchar cómo me difaman gratuitamente? Mi vida es mía ¿entienden? Y hago con ella lo que quiero, lo que siento y lo que necesito. No soy ni mejor ni peor que otra, soy… cómo decirles… digna, sí, eso mismo, digna.

Porque aunque soy una mujer pública también tengo sentimientos, disfruto y sufro como cualquiera. Es cierto que mi trabajo es, por lo menos, comprometido, pero alguien tiene que hacerlo y además yo siento un gran placer al ejercerlo… Si pudiera volver a nacer, sería nuevamente parte de este gobierno.

miércoles, 21 de abril de 2010

CARTA SIN FRONTERAS



Mi ángel:

No puedo dejar de decirte que cada vez que te veo, el néctar de mi sexo se derrama sin dilates aún antes de que me toques. Las nervaduras de mis instintos primigenios se desatan cual río fuera de madre con sólo pensarte sobre mi cuerpo lamiendo las colinas de mis senos.

Quiero contarte del eco de tu voz, de la carcajada mágica que abre los caminos sinuosos que se escurren entre mis piernas y que reservo para ti, fuente inagotable del vicio que me corroe las entrañas, siempre que tu boca muerde la mía y me arranca un grito de gloria que se pierde entre las sábanas que reciben la desnudez plácida de nuestros cuerpos hambrientos. No sé cómo expresar mi éxtasis con palabras, pues estas me parecen simples garabatos ante la opulencia desenfrenada que tu presencia me transmite. Pero me quiero acercar aunque sea con un boceto de incoherencias a lo que mi piel siente al recibirte cuando tus manos me recorren y yo me abandono a la lujuria de saber que estoy transgrediendo las fronteras de tu infierno.

¿No te has dado cuenta de que soy la esclava que acata tus órdenes aunque me pidas que me lacere las muñecas? Pues sábelo, porque es el énfasis de mi desenfreno quien me somete en su tortura hasta convertirme en la sangre de tus venas a través de mi delirio.

Me había propuesto no decirte lo que siento para que el placer de lo insólito siga ondeando como nuestra única bandera, mas hoy no puedo callarme porque he visto en tus ojos el reflejo inconfundible de la partida. ¡No me dejes! No podría subsistir sin el amor que reflejan tus pupilas incandescentes, cuando en un rito pagano desgranamos las noches en miríadas de llamas. No podría subsistir si se cerrara para siempre la puerta que has abierto para que yo entre, la puerta de tu morada, la puerta de nuestro infierno.

Quiero que me escuches, es lo menos que te pido. Mírame desde tus profundidades y lacérame las carnes, seré feliz aunque hinques tus uñas en mi espalda, por eso te pido que dibujes con ellas el símbolo de nuestro amor eterno. ¿Quién podría darte lo que yo te doy? ¿Quién ofrecería, como yo, su alma a tu tributo? ¿Quién más estaría dispuesta a recoger los mendrugos de tu boca cuando el hambre ya saciada se escapa por tus comisuras?

Piénsalo, piénsalo, ángel mío… no hay tiempos que en su transcurso pueda acercarte a otra mujer que dé la vida sólo por no perderte, como yo lo hago, lo palpito, lo sufro y lo ansío. ¡Tómame como tantas veces lo has hecho! Con mi consentimiento y sin él, no hay reglas que rijan este desmesurado amor que me quema en su gozo.

Piensa solamente en todas las mujeres que has tenido y que no te han correspondido, piensa solamente que soy la única que siente placer cuando subes desde tu morada, en la cúpula del infierno, para posarte sobre mi cuerpo desnudo que no se resiste, sino que se entrega dócil sin siquiera preguntarte en su desmayo, por qué, ángel caído, me has elegido para engendrar a tu hijo, el hijo del íncubo que amo. Mientras lo piensas, te espero bañada en el sudor de mi inconsciencia.

MORGANA

lunes, 12 de abril de 2010

TIEMPO MUERTO


-Por cierto, ¿hoy es domingo? -Y sin esperar respuesta agregó-. Parece mentira pero ya no recuerdo ni el día en que vivo… menos mal que hoy es domingo.

Su interlocutor lo miró de soslayo, asintiendo sin ganas. Luego cerró con llave la puerta del pequeño cuarto y salió del pabellón número cuatro.


-Pobre tipo -pensó-, no soporta ningún otro día que no sea el domingo, por suerte, aquí siempre es el día que uno quiere que sea.

Había terminado su turno y se disponía a caminar hacia la parada del autobús. No veía la hora de llegar a su casa. El hospicio daba para todo.

sábado, 3 de abril de 2010

DESTINO DE SUEÑOS


Después de muchos años, había decidido agasajarse con un viaje a la costa. Contaba los días que le faltaban con gran entusiasmo. Ansiaba encontrarse frente a ese mar que siempre llevaba en sus adentros y que en poco tiempo se materializaría frente a sus ojos y a sus sentidos.

Pero el azar, que nunca le preguntó si ya había sacado el pasaje o preparado sus maletas, canceló de un plumazo, el viaje esperado. No le importó, guardó el boleto del tren dentro de un libro de cuentos, de tapas azules y nuevas. Número de tren, 305. Coche 301. Asiento 6. Destino…

Sabía que desde el andén de la imaginación, viajaría acompañada, hoy, mañana y siempre a un destino de sueños, también sabía que eran sueños, pero eso tampoco le importaba.